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Desafiando Barreras: La Lucha por la Inclusión de las Personas con Discapacidad en la Sociedad

Pablo Cedena Madrid

RESUMEN

Es importante profundizar en la exclusión social a la que se enfrentan las personas con discapacidad, así como a la situación estructural vinculada a los prejuicios y barreras que dificultan su inclusión en diferentes ámbitos.

La persistente discriminación que reciben estas personas se ve reflejada objetivamente en la baja tasa de ocupación en los diferentes puestos de trabajo. Las personas con discapacidad física además se encuentran expuestas a barreras arquitectónicas que limitan su libre movilidad y circulación. En el ámbito educativo, encontramos falta de recursos y capacitación por parte del profesorado. Y dificultad de plena inclusión por el aislamiento social al que se enfrentan en las aulas. Muchas personas se encuentran a merced de sus cuidadoras/es, en su mayoría mujeres, quienes sacrifican su bienestar por ellas/os. Por último, en el ámbito tecnológico encontramos dificultades de adaptación a las nuevas tecnologías. Todos estos problemas acentúan y perpetúan la exclusión social de estas personas.

Palabras Clave: Persona con discapacidad, Exclusión social, Estigma, Barrera, prejuicio.

La exclusión es un término utilizado a lo largo de la historia para definir a las personas o colectivos que se ubican fuera de los márgenes normativos que establece una sociedad. Los estigmas, barreras invisibles y otros diversos factores hacen que las personas con discapacidad no puedan realizar ciertas acciones que el resto podría considerar cotidianas. Según Subirats (2004) las situaciones de exclusión social son consecuencia de una serie de eventos que se ven fortalecidos o promovidos por las desigualdades y las condiciones estructurales del sistema económico y social.

La raíz histórica de esta exclusión se debe a que estas personas han sido objeto de estigmatización y marginación. Antiguamente en algunas culturas la discapacidad ha sido asociada a una condición “indeseable” de las personas, esto ha llevado a las personas a ser segregadas y marginadas de la sociedad, privándolas de libertades, oportunidades y derechos.

Este problema se ha visto exacerbado a lo largo de la historia por diferentes sectores de la sociedad, quienes no comprendían y no aceptaban la integración e inclusión de dichas personas en la sociedad.

Hoy en día la exclusión de las personas con discapacidad es relevante en diferentes ámbitos que se detallan a continuación:

En España el acceso al empleo es un derecho fundamental que permite a las personas desarrollar sus capacidades y cualidades como personas, y sentirse parte activa de la sociedad. El Estatuto de los Trabajadores establece que “los trabajadores/as tienen, como derechos básicos (…) no ser discriminadas directa o indirectamente para el empleo, o una vez empleados, por razón de (…) discapacidad”. A pesar de los avances en materia legislativa y la concienciación social, la inclusión en el ámbito laboral de las personas con discapacidad sigue siendo un desafío considerable en muchos países. Esta contienda se puede apreciar en los datos que ofrece el informe del INE (2022) donde refleja que la tasa de empleo de las personas con discapacidad es de 27,8 %, frente a la tasa de empleo de personas sin discapacidad es del 68,1 %.

Para paliar esta problemática existen subvenciones a las que se pueden acoger las empresas debido a la contratación de personas con discapacidad. Como queda reflejado en el artículo 43 del Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de Derechos de las personas con Discapacidad y de su Inclusión Social. Los centros especiales de empleo son aquellos cuyo objetivo principal es el de realizar una actividad productiva de bienes o de servicios, participando regularmente en las operaciones del mercado, y tienen como finalidad el asegurar un empleo remunerado para las personas con discapacidad.

Otra dificultad que se puede apreciar en cualquier ciudad son las barreras arquitectónicas a las que se encuentran expuestas las personas con problemas de movilidad. Esta tesitura afecta directamente a su acceso y participación en la vida cotidiana. Estas barreras obstaculizan su paso y el uso de espacio de una manera segura y protegida. Monroy (2015) argumenta que este tipo de obstáculos se establecen en muchas de las infraestructuras públicas, lo que agrava la situación porque es competencia directa de los gobiernos. También destaca Monroy la dificultad de este tipo de personas para acceder en la escuela o en los transportes públicos.

Podemos apreciar más evidencias en la relación entre la exclusión social y la discapacidad en el ámbito educativo. Este acceso todavía es un reto, tal y como recoge el manifiesto de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (EDF, 2006) en su artículo 26 destinado íntegramente a la educación, subraya las condiciones igualitarias a las que se deberían de ver expuestas las personas, disponiendo de una total accesibilidad a ellas. Es importante señalizar que es en esta etapa en la cual, la persona aprende a desarrollar competencias que posteriormente se llevarán a cabo en su vida profesional. Por lo tanto, es un elemento clave para el desarrollo personal y posteriormente profesional de la persona.

Otro aspecto importante que mencionar es la falta de formación del profesorado para adaptar la metodología de estudio a personas que presenten algún tipo de discapacidad.

Esta falta de formación por parte de las/os docentes puede verse además afectada por la falta de un apoyo especializado, la inexistencia de servicios de apoyo, como terapia o asistencia personalizada y, por lo tanto, dificulta el aprendizaje de estas personas.

En las escuelas podemos encontrarnos también situaciones en las que los propios compañeros juzguen o tengan percepciones erróneas sobre las estereotipias que pueda llegar a sufrir una persona. Todo ello puede producir situaciones de discriminación y aislamiento en el entorno escolar.

Es importante destacar el papel tan esencial que cobran las/os principales cuidadoras/es como apoyo para la persona para afrontar la discapacidad. En muchas situaciones estas personas son la familia, y es trascendental la actitud que adopten la persona y la familia frente a este gran impacto. En muchas situaciones las personas tienden a sobreproteger a las personas con discapacidad.

Según los datos que ofrece la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y situaciones de Dependencia 2008 (EDAD 2008), el perfil de la persona cuidadora es de entre 45 y 64 años, y reside en el mismo domicilio. A su vez, estas/os cuidadoras/es son principalmente mujeres en un 75 %. Estas cuidadoras se ven expuestas a dificultades para desempeñar sus tareas personales y ven afectada su salud y su vida personal. Como se recoge en la encuesta mencionada anteriormente “casi la mitad de las personas que reciben cuidado son atendidos durante ocho o más horas diarias”. Es necesario referenciar la labor tan compleja que desempeñan estas personas y que en muchas ocasiones no son tan reconocidas como se merecen. De manera habitual priorizan los cuidados de las personas con discapacidad frente a sus propias necesidades.

Es importante destacar el burnout que pueden llegar a sufrir los/os principales cuidadoras/es, Saborío Morales y Hidalgo Murillo (2015) lo definen como una forma no adecuada de afrontar el estrés que te llega a producir tu trabajo. Sus principales rasgos es el agotamiento emocionales y despersonalización.

El ser humano es intrínsecamente un ser sociable y tiende a vivir en comunidad formando vínculos, las personas con discapacidad se enfrentan a diversas dificultades para desarrollar sus relaciones sociales. En muchas ocasiones la estigmatización y los prejuicios inciden directamente en el trato recibido, estas personas son objeto de actitudes de lástima que pueden afectar en las relaciones con ellas y reducir sus oportunidades de inclusión. Las personas con dificultades sensoriales pueden enfrentarse a barreras comunicativas como la sordera o problemas visuales, que complica su interacción y creación de nuevos vínculos de amistad. Como hemos mencionado en el apartado anterior, muchas personas con discapacidad tienen la dependencia de una/una cuidadora/or, esto puede incidir directamente en su privacidad o capacidad de comunicarse de manera espontánea en algunos lugares.

Si observamos los datos ofrecidos por EDAD (2008) siete de cada diez personas con discapacidad afirman que tienen pocas o ninguna oportunidad de hacer nuevas amistades. Como también se recoge en la encuesta es importante destacar las actividades principales que realizan: ver la televisión, escuchar la radio o leer. En todas estas actividades las acciones que la persona realiza son de carácter individual sin el acompañamiento de ninguna persona, esto reafirma las dificultades a las que se enfrentan.

El concepto de discapacidad abarca muchas particularidades, es muy amplio y complejo, en muchas situaciones tendemos a generalizarlo sin considerar la diversidad que abarca. En vez de reducir la discapacidad a una etiqueta que afecta a las relaciones sociales, y asumimos el riesgo de verlas solo bajo esa perspectiva, debemos otorgarlo a las personas la posibilidad de mostrar sus capacidades, intereses y maneras de relacionarse.

El impacto que sufren las personas con discapacidad a la falta de accesibilidad a la tecnología y comunicación también es muy latente hoy en día. Para muchas personas el acceso a la información está muy ligada a las nuevas tecnologías. Actualmente, existe un gran desarrollo tecnológico que permite a personas que no pueden hablar o comunicarse de manera ordinaria, realizarlo a través de ordenadores y tables. El problema es el coste elevado de obtención estos dispositivos. Existen entidades sociales que financian parte del coste de ellos, pero una parte de su precio lo tiene que asumir la/el propia/o usuaria/o. Muchas personas no pueden hacer frente a este gasto (o simplemente no saben que existen esas entidades de ayuda) y no pueden disfrutar de esta tecnología.

Muchas de las relaciones sociales se desarrollan a través de las redes sociales, y la mayoría carecen de imágenes con descripción o videollamada con subtítulos. Personas que tengan afectada el habla o el oído dependen de estas funciones para poder interactuar de manera equitativa.

Existen diferentes sistemas operativos en los distintos dispositivos, esto juega un papel en contra de la compatibilidad con dispositivos de asistencias como teclados especializados. Se limitan por tanto las opciones de comunicación en los ámbitos educativos y laborales, donde es imprescindible la interacción digital.

Una de las consecuencias de la COVID-19 es el aumento del teletrabajo. Con el auge del trabajo en remoto, muchas personas con discapacidad no pueden desarrollar su empleo desde su domicilio porque las plataformas para conectarse entre las/os propia/os usuarias/os no cuentan con opciones de accesibilidad como por ejemplo los subtítulos. Otra medida durante la pandemia fueron las plataformas de aprendizaje online para los menores que estaban en los colegios e institutos. La educación para estas personas requiere un tipo de soportes tecnológico que muchos domicilios no tienen y limitan sus oportunidades de desarrollo educativo.

Podemos establecer que la exclusión social de las personas con discapacidad es un problema muy diverso y a la vez complejo. Abarca multitud de áreas clave de la vida cotidiana como son el empleo, la educación, la movilidad y las relaciones sociales. Esta exclusión se ha construido sobre unos prejuicios y estigmas que históricamente han marginado a este colectivo, privándolos de oportunidades personales y profesionales. A pesar de los avances en legislación, se hace necesario aumentar las ayudas y recursos a estas personas para poder llegar a tener una igualdad efectiva. Es importante proteger los derechos de las personas y garantizar sus igualdades de oportunidades. Para abordar esta problemática la sociedad, las instituciones y los poderes políticos deben implementar medidas más efectivas.

REFERENCIA BIBLIOGRAFÍCA

  • Foro Europeo de la Discapacidad. (1997): Manifiesto de las mujeres con discapacidad de Europa. Adoptado en Bruselas el 22 de febrero de 1997 por el Grupo de Trabajo sobre la Mujer frente a la Discapacidad del Foro Europeo de la Discapacidad. Recuperado de

http://sid.usal.es/idocs/F5/5.1.2.1-1731/2003-2004/05tema/2.3b-Foro%20Europeo%20de%20Discapacidad.pdf

  • Real Decreto legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social. (2013). Boletín Oficial del Estado (BOE), núm. 289, 3 de diciembre de 2013, pp. 95635-95673. Recuperado de Https://www.boe.es/buscar/act.php?id=boe-a-2013-12632ç