POBREZA ALIMENTARIA EN ESPAÑA: “¿PAÍS DESARROLLADO?”
Lucía Higuita Anaya y Sandra Pardo Vinuesa
RESUMEN:
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) insiste en que “todo el mundo tiene derecho a un estándar de vida adecuado para su propia salud y bienestar y el de su familia, incluyendo la alimentación”.
La inseguridad alimentaria ha aumentado desde la crisis económica global de 2006-2008, que ha tenido efectos duraderos, especialmente en los países desarrollados. La pobreza, a menudo causada por la falta de recursos económicos, se traduce en la incapacidad de acceder a alimentos suficientes y nutritivos, lo que se conoce como pobreza alimentaria. En España, aproximadamente seis millones de personas, enfrenta esta situación, incrementada por el desempleo y el aumento de precios de los alimentos. Durante la pandemia, más de un millón y medio de personas se vieron afectadas, y cerca de un millón de hogares enfrenta inseguridad alimentaria grave, ya que priorizan alimentos baratos y poco nutritivos.
Por otro lado, la pobreza alimentaria se refiere a la falta de recursos que impide a las personas satisfacer sus necesidades alimenticias, tanto nutricionales como culturales. Desde la crisis económica de 2008 y la pandemia de la COVID-19, el número de personas en riesgo de pobreza alimentaria ha aumentado, afectando especialmente a grupos vulnerables en países desarrollados y en vías de desarrollo. Este fenómeno ha llevado a la reaparición del hambre en naciones ricas, con un nuevo perfil de demandantes.
Por último, para abordar esta situación, se proponen estrategias comunitarias como huertos urbanos y cocinas colectivas, que fomentan la autonomía y la participación de las personas, fortaleciendo sus habilidades sociales y vínculos comunitarios.
Palabras Clave: Pobreza alimentaria, Inseguridad alimentaria, Necesidad básica, Dieta equilibrada, Alimentación sana.
INTRODUCCIÓN
Recibir educación en materia alimentaria desde edades tempranas es fundamental para saber elegir y adquirir una buena alimentación en la época adulta, según la Organización Mundial de la Salud, es importante mantener una dieta adecuada a lo largo del desarrollo vital de una persona para evitar la malnutrición y las enfermedades.
Cruz Roja realizó un estudio según el cual el 93,8 % de las familias con hijos e hijas de dicha investigación tienen beca de comedor, lo que supone un alivio económico para las familias y, además, aprenden a comer variado y saludable (Cruz Roja, 2024). Sin embargo, sigue habiendo un gran número de casos de personas y familias que se encuentran en contextos de pobreza o inseguridad alimentarias.
En este sentido, la inseguridad alimentaria es entendida como: “la falta de acceso a una alimentación adecuada y nutritiva por razones económicas, sociales o culturales se ha visto exacerbada por estos factores” (Cruz Roja, 2024).
Por otro lado, en 2024 el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), define la pobreza alimentaria como la incapacidad de acceder a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para llevar una vida activa y saludable. La FAO destaca que esta forma de pobreza está profundamente vinculada a la inseguridad alimentaria, que resulta de factores como la falta de recursos económicos, la desigualdad social y la inestabilidad económica.
El informe también subraya la importancia de abordar la pobreza alimentaria no solo desde una perspectiva económica, sino también a través de políticas que promuevan el acceso a alimentos y la mejora de la nutrición (FAO, 2024).
Por último, desde Naciones Unidas, se propone uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, “Hambre Cero” cuyo objetivo consiste en poner fin al hambre, lograr seguridad alimentaria y mejorar la nutrición (Comunitaria, 2020).
DESARROLLO
Entrando en materia, la inseguridad alimentaria se ha intensificado debido a la crisis económica global que comenzó entre 2006 y 2008. Esta crisis, que parecía ser temporal, pero grave, se ha ido prolongando en el tiempo. Además, aunque afecta a nivel mundial, se le denomina la “crisis de los países desarrollados” debido a que se originó en estos países y ha tenido efectos negativos en sus economías y poblaciones (Comunitaria, 2020).
La principal causa de pobreza suele ser la falta de recursos económicos, y su principal consecuencia la falta de alimentos. Por eso, existe el concepto de pobreza alimentaria. (Comunitaria, 2020).
El hambre es un concepto complejo y multifacético, que abarca varios factores (Carcavilla, 2022). En el ámbito académico, se utiliza el término «inseguridad alimentaria» para referirse a la situación en la que las personas no cuentan constantemente con acceso físico, social y económico a una cantidad suficiente de alimentos seguros y nutritivos que cubran sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias, permitiéndoles llevar una vida activa y saludable (FAO, 2011).
Por otro lado, entendemos “pobreza alimentaria” como un concepto donde se refiere a una forma específica de pobreza relacionada con la alimentación, caracterizada por la carencia de recursos o dificultades que impiden a una persona satisfacer adecuadamente sus necesidades alimentarias tanto desde el punto de vista nutricional como cultural. En este contexto, no es sorprendente que, desde la crisis económica de 2008 y la reciente crisis provocada por la COVID-19, el número de personas en riesgo de enfrentar este tipo de pobreza haya aumentado. (Carcavilla, 2022)
En España, aproximadamente el 13,3 % de la población, es decir, seis millones de personas, se enfrenta a la inseguridad alimentaria. Este problema ha sido destacado en un estudio reciente de Cruz Roja y la Universidad Carlos III. Factores clave incluyen el aumento del desempleo, que alcanzó el 12,29 % en el primer trimestre de 2024, y un incremento en el precio de los alimentos del 15,7 % en 2022. Estos problemas se han agravado por la crisis de 2008, la pandemia de la COVID-19 y el conflicto en Ucrania, creando dificultades económicas que impiden a muchas familias acceder a una alimentación equilibrada y nutritiva (Cruz Roja, 2024).
Durante la pandemia, las colas del hambre aumentaron, afectando a más de un millón y medio de personas y elevando la inseguridad alimentaria un 1,4 %. Actualmente, el 13,3 % de los hogares en España no puede mantener una dieta adecuada debido a la falta de recursos económicos. De estos, cerca de un millón de hogares enfrentan inseguridad alimentaria grave, sin acceso a suficientes alimentos nutritivos, lo que causa casi 90 000 muertes al año y miles de euros destinados a tratamientos para la obesidad y el sobrepeso (Cruz Roja, 2024).
El perfil de las personas atendidas por Cruz Roja revela una alta vulnerabilidad: el 61,3 % no tiene empleo y el 67,4 % de lo/as empleados/as trabaja a tiempo parcial. La tasa de riesgo de pobreza y exclusión (AROPE) es de un 26 % en la población general de España. Un 70 % de estas personas está preocupada por no poder alimentar bien a sus familias, lo que lleva a dietas menos variadas y saludables y agrava problemas de salud como obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares (Cruz Roja, 2024).
Por otro lado, en cuanto a la elección de alimentos, dependen directamente de los precios. En este sentido un 80,5 % prioriza opciones más baratas y menos nutritivas. Las mujeres suelen privarse de alimentos saludables en beneficio de sus hijos, y existe una “relación directa entre la inseguridad alimentaria y la falta de ingresos: menores ingresos se traducen en mayor inseguridad alimentaria” (Cruz Roja, 2024).
Además, el 30 % de los hogares presenta problemas de salud relacionados con malos hábitos alimentarios. Por otro lado, la vida acelerada y el consumo de alimentos ultra procesados afecta a la preparación de comidas caseras. El Índice de Alimentación Saludable (IASE) muestra que el 70,6 % tiene una alimentación poco saludable, y el estudio revela un alto consumo de embutidos, dulces y refrescos azucarados, con un bajo consumo diario de frutas y verduras. “Solo el 32 % de las familias preparan comidas con alimentos frescos diariamente y un 80,5 % prioriza alimentos menos nutritivos, pero más baratos y saciantes” (Cruz Roja, 2024).
La pobreza alimentaria lleva a que esas personas sufran malnutrición u obesidad. Hay muy pocas ayudas por parte de las organizaciones para que esto no ocurra, la mayoría suelen repartir productos no perecederos por temas de almacenamiento y transporte, lo que provoca la incapacidad de muchas personas de acceder a alimentos frescos que podrían reducir su malnutrición (Comunitaria, 2020).
Inseguridad y pobreza alimentaria
La inseguridad alimentaria se concentra principalmente en los grupos más afectados por la pobreza y la exclusión social. En los últimos años, desde la crisis financiera de 2008, un mayor número de personas y familias han enfrentado situaciones de vulnerabilidad y pobreza, generando un nuevo fenómeno en los países más ricos, ya que no solo estas situaciones se están dando en los países en vías de desarrollo, esto último, se puede observar en nuevas formas de pobreza, donde se presentan distintas realidades como: familias encabezadas por personas adultas desempleadas, hogares unifamiliares con hijos/as menores, personas jubiladas con pensiones reducidas o personas inmigrantes en situación irregular. En España aparece un nuevo perfil de personas demandantes de ayuda, este perfil se compone por personas con estratos sociales medios o medios-bajos cuya vida cotidiana se ha vuelto más frágil por la falta de recursos para subsistir (Carcavilla, 2022).
Cabe destacar que muchos países carecen de estadísticas oficiales precisas sobre la inseguridad alimentaria, la estimación de esta situación se realiza a menudo mediante medidas indirectas, como los umbrales nacionales de pobreza, lo que refleja cómo el deterioro económico de estos grupos está vinculado a la creciente dificultad de acceso a alimentos adecuados (Carcavilla, 2022).
Uno de los informes existentes sobre la seguridad alimentaria de la FAO (2020) indica que, en 2019, alrededor de medio millón de personas en España experimentaron inseguridad alimentaria grave, es decir, tenían un acceso limitado a los alimentos debido a la falta de recursos económicos. A pesar de este informe global, no existen estadísticas oficiales a nivel estatal que analicen con detalle el gasto y consumo relacionados con situaciones extremas de privación alimentaria, lo que lleva a algunos grupos a solicitar ayuda alimentaria. Esta falta de medición contribuye a la invisibilidad del problema, lo que es clave para entender este fenómeno. Como resumen de esta cuestión, los autores afirman: «sin datos, no hay problema, y sin problema, no hay acción», describiendo así el desafío de la inseguridad alimentaria en países de ingresos medios y altos (Carcavilla, 2022).
El informe más reciente de la FAO (2024) sobre la seguridad alimentaria, destaca que España, ha enfrentado grandes desafíos relacionados con la inseguridad alimentaria, como consecuencia de diversos factores globales, como con la crisis de la COVID-19 o las inflaciones derivadas de la guerra en Ucrania, lo que han afectado a la facilidad de adquirir alimentos en el país.
En 2022, los precios de los alimentos han aumentado considerablemente, lo que multiplicó el costo de una dieta saludable por persona a nivel mundial. Se menciona que el número de personas que no pudieron permitirse una dieta saludable descendió a nivel global, la recuperación económica ha sido desigual, afectando a las personas pertenecientes a poblaciones más vulnerables (FAO, 2024).
Por último, este informe resalta que, para alcanzar el objetivo de hambre cero para 2030, es primordial transformar los sistemas agroalimentarios y mejorar el acceso equitativo a dietas saludables. No obstante, las proyecciones sugieren que las tasas de hambre y malnutrición persistirán si no se toman medidas más contundentes. (FAO, 2024).
Desde el trabajo social, se considera esencial utilizar una perspectiva comunitaria para paliar la pobreza y la inseguridad alimentaria, ya que esta es esencial para ello, lo que permite adoptar soluciones a las necesidades de las personas y fomentar la participación de quienes más lo necesitan. Por ello, diversos autores respaldan las estrategias comunitarias y de autogestión, como nuevas formas contra la pobreza alimentaria, algunos de estos defienden el desarrollo de huertos comunitarios o las cocinas colectivas, estas ideas promueven una autonomía mayor para las personas y proponen sistemas alimentarios participativos (Carcavilla, 2022).
Para poder impulsar este principio, se presenta un diseño de intervenciones cuyo éxito dependerá de la participación y la corresponsabilidad de quienes intervienen. Estas intervenciones, con enfoque a medio plazo, buscan promover el desarrollo personal, así como fortalecer habilidades sociales y consolidar los lazos comunitarios (Carcavilla, 2022).
En esta misma línea diversos autores destacan el rol de la comunidad puesto que tienen un papel protagonista en lo relacionado a planificación y organización de respuestas, y en dar voz a las personas en situaciones de inseguridad alimentaria. Un claro ejemplo de esto son el desarrollo de la iniciativa que lleva a la creación de los huertos urbanos. Estos espacios de cultivo relacionan una alimentación saludable con la socialización entre los/as participantes, que además suelen ser vecinos/as, creando así, lazos comunitarios (Carcavilla, 2022).
CONCLUSIÓN
Es fundamental profundizar en la comprensión de la pobreza alimentaria en los países con altos ingresos, con el fin de ajustar la relación entre las acciones benéficas y el apoyo que brinda el Estado mediante el Sistema de Bienestar (Carcavilla, 2022).
En términos generales, la investigación sobre cómo enfrentar la inseguridad alimentaria sugiere adoptar un enfoque integral. Para ello, existe un acuerdo en que se deben evitar las medidas que se centran únicamente en el asistencialismo y, en su lugar, llevar a cabo acciones que promuevan la inclusión social desde una perspectiva holística. Aunque no se desestiman las medidas de emergencia o paliativas, varios estudios subrayan que estas son insuficientes y que las instituciones públicas deben adoptar estrategias más amplias que aborden la exclusión, la pobreza y la precariedad, así como fomentar hábitos de vida saludables. Las intervenciones asistenciales pueden proporcionar soluciones inmediatas para la crisis alimentaria, pero no satisfacen las necesidades a medio o largo plazo. En este sentido, la literatura transmite un mensaje claro: se debe priorizar la sostenibilidad y la durabilidad de las iniciativas, en lugar de enfocarse en acciones limitadas y de corto plazo (Carcavilla, 2022).
Para lograr todo esto, es esencial llevar a cabo un seguimiento personalizado de las personas beneficiarias, brindarles la oportunidad de participar en cursos o talleres de capacitación, y apoyarlas en los demás procesos de inclusión.
El empoderamiento es fundamental para abordar la inseguridad alimentaria, así se podrá potenciar la participación y consolidar los beneficios de la intervención a medio y largo plazo, no solo en lo que respecta a la salud, sino también a empleabilidad e inclusión.
Por último, debemos tener en cuenta que recibir una educación alimentaria desde una edad temprana es crucial para adoptar hábitos saludables en la adultez. En el estudio de Cruz Roja, el 93,8 % de las familias con hijos tienen beca de comedor, lo que alivia económicamente al núcleo familiar y enseña a los menores a consumir una dieta variada y saludable. Además, esta beca asegura al menos una comida completa al día. Sin embargo, solo el 32 % de estas familias prepara alimentos frescos diariamente (Cruz Roja, 2024).
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Carcavilla, A. (2022). Inseguridad alimentaria: Concepto y abordaje. ZERBITZUAN, 77(1), 93-104. https://doi.org/10.5569/1134-7147.77.07
Cezón, E. (2024). Obesidad y rentas bajas en España: «Hoy en día comer sano se ha vuelto un lujo». RTVE.es. https://www.rtve.es/noticias/20240304/obesidad-rentas-bajas-espana-imposible-comer-sano/15992643.shtml
Comunitaria. (2022). Pobreza alimentaria: ¿Cómo afecta en la alimentación de las personas? https://comunitaria.com/pobreza-alimentaria-como-afecta-la-pobreza-en-la-alimentacion-de-las-personas/
Cruz Roja. (2024) La inseguridad alimentaria se agrava en España: El 70 % de las personas atendidas por Cruz Roja están preocupadas por no alimentar adecuadamente a sus familias. https://www2.cruzroja.es/-/la-inseguridad-alimentaria-se-agrava-en-espa-c3-b1a-el-70-de-las-personas-atendidas-por-cruz-roja-estan-preocupadas-por-no-alimentar-adecuadamente-a-s
FAO, FIDA, UNICEF, PMA, OMS. (2024). Versión resumida de: El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2024: Financiación para acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas. https://doi.org/10.4060/cd1276es
Naciones Unidas. (1948). Declaración Universal de Derechos Humanos. https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/index.html
Organización Mundial de la Salud. (2018). Alimentación sana. Datos y cifras. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet