¿ES POSIBLE VIVIR SIN BUROCRACIA?

Autora: Isabel Otero

PALABRAS CLAVE: Burocracia, Humanización, Trabajo Social, Salud.

RESUMEN

En este artículo se analiza el efecto de la burocratización en los servicios sociales a la hora de desarrollar su profesión. Se hace referencia a la valoración e intervención del trabajo social hospitalario en el ejercicio de sus funciones, desde un abordaje integral como aspecto fundamental a tener en cuenta en la planificación del alta hospitalaria con el/la paciente; haciendo hincapié en la importancia de la coordinación entre ambos sistemas: social y sanitario.

INTRODUCCION

Cada vez más existen sectores donde el trabajo social permanece inmerso a lo largo del tiempo, prueba de ello, es en el sector salud, debido en cierta manera, a la variedad de circunstancias y situaciones que  inciden en el proceso de la enfermedad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) (1946), se define el concepto de salud como «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedades». Aparece un nuevo escenario, el social, es decir, la intervención del trabajo social sanitario, buscando el cambio de las condiciones sociales, ambientales y del entorno, y económicas que afectan directa o indirectamente a los determinantes de salud.

Centrémonos en el ámbito sanitario hospitalario. Se debe de tener en cuenta que habrá pacientes que al ingreso hospitalario presentan previamente problemáticas sociosanitarias y que durante la estancia se agudizan e incluso pueden emerger en determinadas ocasiones nuevos desajustes psicosociales a consecuencia del proceso de enfermedad por el que están pasando, añadido al desajuste orgánico producido por la enfermedad que altera su dinámica de la vida.

Los/as pacientes acuden a la atención especializada en un momento agudo de la enfermedad, y seguirán tratándose en la atención primaria cuando dejen el hospital, teniendo en cuenta la perspectiva integral.

Por ello, el trabajo social sanitario hospitalario pone el énfasis en la relación establecida entre el factor social y el factor enfermedad, no olvidando el contexto social del que forma parte. Da una pincelada desde el punto de vista social al problema de salud que padece la persona, planteando objetivos enfocados a modificar conductas no saludables y promover las saludables y a la vez se constituye como un nexo de unión entre los dos sistemas, para llegar a la coordinación de cara al abordaje del problema que incide en dicho/a paciente.

El trabajo social sanitario se encuentra inmerso en su propia organización y así, Weber (1991) señalaba que las organizaciones se rigen por diferentes principios como:

  • Atribuciones oficiales fijas, ordenadas por reglas.
  • Jerarquía funcional y de tramitación.
  • Administración moderna basada en expedientes.
  • Toda actividad burocrática especializada presupone un aprendizaje profesional.
  • El desempeño del cargo exige un rendimiento.
  • Desempeño del puesto por normas.

Cuando la organización aumenta de tamaño y complejidad, corre el riesgo de la burocratización definido en términos de irracionalidad, impersonalidad, formalismo y fragmentación.

Varios fueron los/as autores/as que hacen referencia a la burocratización, como Mintzberg (1989-1985) quien planteaba cinco tipos de estructura organizacional: simple, burocracia maquinal, burocracia profesional, estructura divisional y adhocracia; o Austin (2002), quien planteaba en las organizaciones de servicios humanos, la combinación de dos de los modelos anteriores, la mecánica y la profesional.

Posteriormente, Parres García (2007), cita una serie de principios que rigen el modelo burocrático:

  1. Cohesión de la organización sobre la base de normas y reglamentos.
  2. Formalización de las comunicaciones.
  3. Racionalización en la división del trabajo.
  4. Despersonalización de las relaciones laborales.
  5. Jerarquía basada en la autoridad.
  6. Rutinas y procedimientos estandarizados en guías y manuales.
  7. Selección del personal por competencia técnica y méritos.

De hecho, Molleda Fernández (2007: 140), señala como una de las quejas de los/as profesionales de trabajo social la de «no podemos hacer intervención social, solo podemos hacer gestión de recursos».

Garcés Sanagustín y Ezquerra Huerva (2012), señalan que «la aprobación de distintas normas que presuntamente se dirigen a satisfacer las necesidades de la población más vulnerable corren el riesgo de producir una burocratización de los servicios y una funcionarización de los beneficiarios».

Desde el punto de vista social, Colom Masfret (2011), apuntaba a la necesidad de establecer el plan de trabajo que se va a efectuar con los/as pacientes, una vez hay un diagnóstico, no cayendo en la idea de que la función del trabajo social sanitario se defina solamente por la tramitación de recursos, la mayoría a su vez, dependientes de servicios sociales municipales.

Debemos, por tanto, como profesionales sociales sanitarios, no deshumanizar el trabajo social, ya que, al llevar a cabo la planificación del alta hospitalaria, por diferentes motivos se está llevando a convertirnos en gestores de servicios, dejando de lado lo relacionado con lo educativo, prevención o mediación (Ballestero et al., 2013).

Trasladar indicadores de la burocratización a los servicios sociales sobre todo trabajando a nivel público, nos puede derivar hacia intervenciones sociales sin ningún tipo de efectividad, dejando de lado la propia autonomía de los/as pacientes floreciendo la visión paternalista, es decir, conseguir su bienestar, sin pensar qué es lo que piensa la persona sobre su propio bienestar.

Los servicios relacionados con aspectos sociales actualmente se están dejando llevar de la mano de un excesivo proceso de reglamentación, normas y procedimientos; estructuración de las organizaciones, así como su jerarquización, lo que dispone que se actúe basándose en normas y criterios a la vez que se ralentiza o dificulta el acceso a las ayudas o prestaciones.

El presente artículo tiene por objetivo hacer hincapié en como la burocracia que acecha a los servicios sociales influye en el trabajo social hospitalario realizado en nuestro día a día profesional y su intervención con los/as pacientes, identificando las consecuencias que ello provoca. A la vez poner de relieve la importancia de que una buena gestión contribuye a dar una optimización favorable de recursos sociales y sanitarios en general y por tanto, evitar en lo posible el uso indebido de los citados.

UNA APROXIMACIÓN A LA REALIDAD

Según el Decreto 70/2016, de 23 de noviembre, se establecen los diferentes órganos de planificación y apoyo a la mejora de la atención y coordinación sociosanitaria del Principado de Asturias, teniendo por objeto crear una estructura de coordinación en la atención sociosanitaria del territorio, de cara a atender a aquellas personas que por tener unas determinadas características o encontrarse en situación de vulnerabilidad social puedan ser beneficiarias de ambos sistemas, para así mejorar la calidad de vida.

Posteriormente se pone en marcha un Protocolo marco de coordinación sociosanitaria entre las unidades de trabajo social sanitario y unidades de trabajo social de servicios sociales como cabida a complementar la legislación vigente.

Respecto a la calidad y calidad en el trato humano, en el año 2021 se instaura el Plan de Humanización del Sistema Sanitario Público del Principado de Asturias con líneas estratégicas principales como:

  • Humanización.
  • Profesionales.
  • Participación ciudadana.
  • Adecuación de los entornos.

La humanización cobra vital importancia en el ámbito de la salud, como necesidad de recibir un buen trato con respeto y dignidad, teniendo en cuenta el factor humano.

Por otra parte, la metodología utilizada será aquella que vaya dirigida hacia la atención integral, y de cuidados de continuidad, multidisciplinar, con aspectos preventivos y rehabilitadores del paciente, mediante la gestión de casos. Metodología que suponga una valoración, diagnostico y tratamiento de los/as pacientes para una intervención apropiada, dando respuesta a sus necesidades.

En el ámbito hospitalario, los casos sociales llegan a trabajo social sanitario a través de interconsulta del personal sanitario (medicina/enfermería), derivados de consultas externas, servicio de urgencias o ingresados o por otra parte a petición de la familia, o usuarios/as.

Para la intervención se sigue el método básico de trabajo social:

Estudio de la situación presentada

Se obtiene la información a través del programa informático Selene, instaurado en el Hospital, donde aparece reflejada su historia clínica y social.

Recogemos información a través de los/as pacientes y de sus familiares, para actualizar y contrastar datos.  Entrevistas desarrolladas en la habitación del hospital donde permanezcan ingresados/as y despacho profesional. Se utiliza la escucha activa, empática, y respeto de su autonomía y autodeterminación. Esta individualización de la intervención va a exigir la confidencialidad y la relación personal. Todos estos principios recogidos en nuestro Código Deontológico de fecha 9 de junio de 2012. También se utiliza el intercambio de información con otros/as profesionales de la red sanitaria, social y sociosanitaria que tengamos de referencia. Se lleva a cabo una valoración de la situación sanitaria y social en las 48/72 horas del ingreso, ya que es preciso conocer las necesidades que pueda tener al alta.

Diagnóstico social

El o la trabajador/a social sanitario/a una vez valorada la situación socio-familiar de los/as pacientes establecen un diagnóstico social sanitario en cada caso, para su posterior tratamiento e intervención.

Planificación

Planificar el alta, llevando a cabo una coordinación interinstitucional, con servicios sociales municipales, trabajo social sanitario del centro de salud si existe dicho/a profesional en su dotación, servicios sociales autonómicos y otros/as profesionales implicados/as, de cara a una atención integral, así como continuidad de la atención sociosanitaria.

Ejecución

Apertura de proceso de trabajo social sanitario en la historia clínica de la persona objeto de estudio, donde quedarán reflejadas cada una de las diferentes actuaciones que se desarrollen, así como de aquella información relevante para el caso. Puesta en marcha de la gestión y tramitación de ayudas y/o prestaciones adecuadas. Soporte psicosocial. Se han utilizado, entre otras, técnicas como entrevistas individuales, observación directa, coordinación interdisciplinar e instrumentos como el informe social sanitario, ficha social, historia social, genograma y escalas diversas.

Evaluación

Es necesario realizar las evaluaciones pertinentes con el objeto de ver objetivos cumplidos y también conseguir mejoras en la intervención. Se han conseguido determinados logros, aunque no los esperados en el tiempo necesario por la inexistencia de los recursos sociosanitarios necesarios y la excesiva burocratización que acecha al trabajo social sanitario.

A MODO DE CONCLUSIONES

La adecuada coordinación, rápida y efectiva de los distintos campos social y sanitario, evitando en parte la burocratización de las gestiones, supondría ausencia de estancias innecesarias de pacientes con problemáticas sociales.

En cuanto a las intervenciones con los/as pacientes y familias, se han podido cubrir objetivos, pero se han producido determinadas dificultades, retrasando los tramites y gestiones necesarias para paliar las situaciones. Se demuestra la importancia de evitar reglas y normas muy rígidas que enmascaren el trabajo social con cada paciente y hacen emerger la burocratización.

En resumen, desde el trabajo social sanitario nos encontramos, entre otras, con ciertas problemáticas a la hora de la intervención: la excesiva burocracia, primar los criterios cuantitativos de las organizaciones por encima de la calidad, ausencia de la reflexión de los/as profesionales en las valoraciones técnicas, la conversión de las personas a las que atendemos en números. Todo ello puede provocar ciertas situaciones de malestar entre los/as distintos/as profesionales participes de la intervención social. Y como consecuencia el que estos no sean éticos y por tanto no eficaces, responsables y transformadores de una sociedad en avance continuo.

Entre las reflexiones a tener en cuenta en este caso, fruto de la experiencia profesional, se mencionan las siguientes:

– La atención integral de cada paciente o visión biopsicosocial como objetivo de la intervención con los/as pacientes, desde un equipo multi e interdisciplinar permite y facilita el alta hospitalaria y evita los reingresos con tinte social y coste económico. Ayuda en la humanización del Sistema Sanitario, con eficacia y eficiencia.  Es de destacar la importancia de la coordinación inter o intraprofesional, evitando ingresos hospitalarios innecesarios, o incremento de la situación de vulnerabilidad de cada uno de los/as pacientes con sucesivos ingresos, ya que lo fundamental es intentar mantener a los/as pacientes en su comunidad en la medida de lo posible, para una continuidad de cuidados a medio y largo plazo. Para ello es necesario la participación de todas las áreas implicadas, ya que todas son fundamentales en el logro de su bienestar, con equidad y universalidad.

Excesiva burocratización en el Sistema Público de Servicios Sociales. Desbordados por la realización de trámites y gestiones a realizar, apenas tienen tiempo para pararse a pensar en la intervención social, teniendo en cuenta que estamos trabajando con personas, debe ser intervención personal, concreta, y no caer en la tentación de hacerles dependientes del propio sistema, sino que sean capaces de resolver su propia problemática, es decir, con autodeterminación. En la coordinación sociosanitaria, las dificultades encontradas para llegar a acuerdos respecto a la planificación al alta de los/as pacientes fueron inmensas. Los/as pacientes son el centro de la intervención y no podemos dejar de responderle a sus problemáticas con calidad y humanidad.

– Necesidad de identificar los déficits en recursos sociosanitarios y la posterior creación de nuevos apoyos debido a que la sociedad se encuentra en periodo cambiante y debemos dar respuesta a las problemáticas latentes en nuestra sociedad. Los cambios constantes necesitan de acciones asistenciales con el fin de rehabilitar parte o totalidad de la capacidad funcional afectada en los/as pacientes tras un proceso agudo, como cuidados a recibir situados entre dos extremos, en uno estaría el hospital de agudos y en el otro el domicilio o residencia social. Importancia y necesidad de la planificación de cara al abordaje de la complejidad sociosanitaria.

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