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MIGRACIONES Y TRABAJO SOCIAL: FRICCIONES Y PROPUESTAS

Lilian Carranza Márquez (Col nº 8146)
Irene Durán Amado (Col nº 12545)
Trabajadoras sociales del Programa de Protección Internacional de Cruz Roja.

Resumen: Esta presentación escrita es parte de las ponencias realizadas en el 7.º Congreso de Trabajo Social de Madrid. En concreto formaban parte del “Espacio crítico-reflexivo” del día 9 de junio de 2023. Lo que se pretende con ella, es un análisis del trabajo realizado por parte de las profesionales del trabajo social en el ámbito de las migraciones. Realizando para ello, una crítica propia del trabajo que se realiza en las instituciones, explicando la necesidad de una práctica antirracista de la intervención social y proporcionando, asimismo, ejemplos de buenas prácticas.
Palabras clave: Trabajo Social, Migraciones, Intervención social antirracista, Metodologías participativas decoloniales, interseccionales.

INTRODUCCIÓN
A partir de nuestra experiencia de trabajo en centros de acogida para solicitantes de protección internacional y de ayuda humanitaria, hacemos una reflexión y autocrítica de la intervención social que se está realizando desde el trabajo social en los centros de acogida y programas dedicados a las personas migrantes.
De igual modo, remarcamos la necesidad de una intervención antirracista en el trabajo social, poniendo el foco en el carácter sistémico y estructural del racismo y evidenciando que las instituciones públicas perpetúan estas prácticas, así como las instituciones privadas las silencian, siendo cómplices de este racismo.
Por último, exponemos propuestas de intervención antirracistas en el marco de nuestro trabajo, con algunas de las prácticas llevadas a cabo en nuestros espacios laborales y otras que proponemos teniendo en cuenta la diversidad racial, cultural, religiosa y de género con la que trabajamos.
INTERVENCIÓN SOCIAL CON PERSONAS MIGRANTES DESDE EL ÁMBITO DE TRABAJO SOCIAL
Desde el ámbito del trabajo social vemos reseñable que además de la situación en la que nos encontramos a las personas con las que estamos trabajando en el momento en el que acuden a nuestros centros, tenemos que valorar muchos otros factores que, además del proceso migratorio, influyen en la conducta o estado de la persona en el momento en el que intervenimos.
Es frecuente que sucedan ciertas situaciones a la hora de intervenir y creo que en muchas de ellas nos veremos reflejadas:

  • En varias ocasiones dejamos de lado el contexto de la persona migrante y tendemos a culpabilizar a la persona y ser exigentes con el itinerario propuesto. Sin tener en cuenta las situaciones vividas en país de origen, el duelo migratorio, la distancia de la familia en país de origen, las escasas redes de apoyo, etc.
  • Otra de las situaciones que nos encontramos trabajando con este colectivo es, la revictimización de las personas. Haciendo contar repetidas veces el relato de su proceso migratorio y existiendo cambio del personal técnico con el que son intervenidos y de los recursos en los que permanecen, rompiendo en numerosas ocasiones el vínculo creado y creando una situación de inestabilidad en la persona.
  • Se producen situaciones de paternalismo y asistencialismo que debemos evitar. Ejemplo principal de ello, es que, en recursos de acogida con gran número de participantes, las personas dependen totalmente de los equipos a la hora de satisfacer sus necesidades básicas sin fomentar su autonomía.
  • Otros ejemplos de prácticas o intervenciones racistas son: dirigirnos a las personas con un tono de voz elevado o gritando, no aprenderse los nombres de las personas con las que trabajamos o no esforzarse por pronunciarlos bien -prueba de ello es que la propia policía redacta mal sus nombres y estos se utilizan en los recursos obviando su verdadero nombre de nacimiento-, utilizar lenguaje que infantiliza, entre otros, son hechos que se reproducen a diario en consultas, despachos, en la calle, etc.
  • A veces se deshumaniza a las personas con las que trabajamos y se tiende a trabajar con todas del mismo modo. Debemos recordar que las personas con las que intervenimos no son números, son vidas, con historias, sueños y tienen metas.
    RACISMO Y NECESIDAD DE UNA PRÁCTICA ANTIRRACISTA
    En relación con estas prácticas, es importante no olvidar el carácter sistémico y estructural del racismo, el cual está arraigado en nuestra sociedad y denota un sistema de dominación existente entre la población blanca y dominante y la racializada.
    Por ello, partimos de la base de que muchas de las instituciones públicas, así como entidades privadas que trabajan en intervención social son racistas, pese a existir en estos sectores muchos trabajadores/as muy profesionales e implicados con el ámbito de la migración. Todo esto, parece difícil de admitir en el sector en el que trabajamos, pero no podemos obviar estas realidades.
    ¿Por qué entendemos que las instituciones públicas son racistas? Porque niegan numerosos derechos a las personas migrantes, ya puede ser el acceso a la sanidad, al empadronamiento, el acceso a la vivienda, la imposibilidad de aperturas de cuentas bancarias, los accesos a la escolarización de los menores, etc. Y en el caso de las instituciones privadas y ONG se permite que estos hechos se sigan llevando a cabo sin denunciarlos, en muchos casos, silenciándolos por miedo a perder financiadores o subvenciones, miedo a llamar la atención de forma mediática y que eso les genere repercusiones negativas. Entidades que entendemos, se mantienen cómplices del sistema.
    Por ello, queremos poner especial atención en realizar una intervención antirracista en nuestros centros de trabajo y para ello vamos a dar una serie de propuestas:
  • Luchar por los derechos de las personas migrantes. No sólo porque se protejan los derechos de estas personas en nuestros centros de trabajo, sino involucrarnos en luchas sociales que ya se han iniciado para que estos derechos sean extensibles a todas las personas migrantes.
  • Utilizar un enfoque interseccional. No trabajar sólo género, clase o situación migrante de forma individual, sino todas ellas en conjunto.
  • Tener en cuenta el factor vulnerabilidad. Colectivos como son infancia migrante, LGTBIQ+, mujeres migrantes, personas con diversidad funcional, personas con problemas de salud mental, etc., sufren además de discriminación por el simple hecho de ser migrantes otras discriminaciones o dificultades en su proceso migratorio por pertenecer a un colectivo específico.
  • Revisar nuestra situación de privilegio y conocer las dificultades de las personas migrantes. Evitar la mirada eurocéntrica y ser conscientes de ella.
  • Potenciar la participación y toma de decisiones por parte de las personas, que sean ellas las protagonistas.
  • Ser agentes emancipadores y de transformación/cambio. Potenciando mediante nuestro apoyo y acompañamiento la consecución de metas y mejoras relevantes en el proceso de intervención de la persona.
  • Fortalecer la toma de conciencia, procesos de empoderamiento, la búsqueda de sus propios referentes.
  • Ser críticas con el sistema.
    EJEMPLOS DE BUENAS PRÁCTICAS ANTIRRACISTAS EMANCIPADORAS
  • Participar y visibilizar las campañas actuales. Un ejemplo de ello es la campaña de #regularizaciónYa, movimiento estatal autoorganizado por migrantes y asociaciones antirracistas, que ha llevado al Congreso la regularización de aquellas personas que hoy en día se encuentran indocumentadas en España. U otras campañas como #tecedounacita o #tecedomivoto, de Safia El Aaddam, en las que personas de forma voluntaria buscan citas de extranjería o dan acceso al derecho a voto a personas migrantes cedido por otra persona.
  • Dar protagonismo a la persona migrante, no quitarles su voz. Un proceso de intervención completamente dirigido no va a tener en cuenta las necesidades reales de la persona y es muy probable que exista fracaso en la consecución de objetivos, tenemos que dejar que sea la propia persona la que marque sus objetivos siendo sujeto activo de su proceso. Por otro lado, las luchas deben ser dirigidas y encabezadas por las personas migrantes. Es importante que no ocupemos espacios que no nos corresponden.
  • Formación y buen análisis del racismo, de todas las personas que trabajan en los centros de acogida o que interactúen con personas migrantes, tanto personal de la intervención social como de personal externo que trabaje en el propio recurso (seguridad, equipo administrativo, personal de cocina…). Bajo nuestra experiencia, formar al personal que ha trabajado en el mismo recurso, no sólo personal concreto de la intervención social ha ayudado a comprender la situación de las personas con las que trabajan a diario, evitando caer en situaciones de paternalismo o actos de deslegitimación de comportamientos hacia las personas migrantes.
    Es crucial que las personas que trabajamos en este sector conozcamos los acontecimientos políticos que se están sucediendo en otras partes del globo, así como los cambios en las políticas y las rutas migratorias. Esto nos ayuda a comprender el camino que ha hecho una persona hasta llegar al país de acogida y evidenciar las diferencias y situaciones de privilegios.
  • Visibilizar el racismo institucional y su elemento estructural. Denunciar vulneración de derechos, como el racismo en el acceso a la vivienda, los bloqueos en acceso a servicios por parte de las instituciones públicas, etc. Esto muchas veces es cansado y puede conllevar mucha burocracia, pero es importante que quede reflejado. Por ejemplo, en el caso de la vivienda tenemos campañas como la de Provivienda contra el racismo inmobiliario. SOS Racismo permite denunciar en caso de sucesos de odio contra personas migrantes. En caso de no poder acceder al Sistema Sanitario, debemos poner reclamaciones y dirigirnos al defensor del pueblo si es preciso. Muchas veces hacen creer a las personas que no tienen acceso a determinados derechos que realmente tienen concedidos.
  • Crear nuevas metodologías participativas decoloniales e interseccionales. En el caso de intervenir con mujeres migrantes hay que tener en cuenta que la interseccionalidad no es dar solo voz o incluirlas, sino que es un concepto que interpela el privilegio blanco. Debemos preguntar cuáles son sus propias reivindicaciones. Elaborar talleres teniendo en cuenta otros referentes sociales y culturales. Poner atención en la celebración de fiestas sagradas de diferentes religiones. Posibilitar la creación de espacios para el rezo. Establecer nuevos hábitos y dinámicas relacionales, apoyándonos en herramientas cotidianas, por ejemplo, la utilización de herramientas básicas como puede ser la alarma de un móvil. Tener en cuenta sus hábitos alimenticios y no crear manuales de buena alimentación basándonos en criterios occidentales. Trabajar hacia la integración, no empujarlos a ella.
  • Trabajar de forma transversal para un mejor análisis de las vulnerabilidades. Nuestro trabajo debe verse nutrido por el apoyo y estudio del caso por parte de otros/as profesionales, a veces casos menos implicados o presentes pasan desapercibidos y no se ponen en marcha todos los mecanismos para detectar las vulnerabilidades, trabajemos en red y sin prejuzgar las necesidades.
  • Como agentes emancipadores, es interesante estimular los intereses de las personas con las que trabajamos. Muestra de ello, es buscar actividades fuera de los recursos, haciéndoles sentirse más autónomos, potenciando la relación con otras personas con sus mismos intereses y creando redes a nivel local que les pueda servir de apoyo en un futuro.
  • Incorporar la perspectiva antirracista en la educación. Creando actividades en las escuelas e institutos, así como en los barrios y pueblos para acercar la realidad de la persona migrante al resto de la población. Evitando la mirada “del extranjero”, “el otro”, “el diferente”, muchas veces chivo expiatorio de los descontentos de la población, para pasar, de otro modo, a verlos como vecinos/as, sujetos de derechos.
  • Crear espacios de intercambio entre trabajadoras/es del sector, no sólo para nutrirnos en nuevas metodologías de intervención sino también para denunciar conjuntamente aquellas prácticas racistas que se están produciendo dentro de las instituciones. Además de los espacios como los que nos han podido brindar hoy aquí, redes de apoyo entre trabajadoras/es del sector en las que podamos ver sin recelo si las dinámicas empleadas en algunas entidades con un mismo programa pueden ser replicadas en otras o pueden servirnos de apoyo, es decir, crear sinergias y alianzas. Porque creemos que más allá de trabajar para las entidades de las que formamos parte, trabajamos para las personas.
    Para finalizar, no podemos dejar de citar a Angela Davis, la cual sostiene que “En una sociedad racista no basta con no ser racista. Hay que ser antirracista”. Por lo tanto, debemos decir con determinación que nuestra intervención debe ser antirracista.
    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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  • Ley Orgánica 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del derecho de asilo y de la protección subsidiaria (BOE núm. 263, de 31 de octubre). BOE-A-2009-17242 Ley 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del derecho de asilo y de la protección subsidiaria.
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  • Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. (2020). Manual de gestión Sistema de Acogida de Protección Internacional (5. ª ed.). https://ciudadaniaexterior.seg-social.es/documents/410169/0/Manual_de_Gestion_version_4.1.pdf/28d5ff40-c0a1-9c7f-029a-fcfa93984eb7?t=1673527221011
  • Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. (2020). Procedimiento de gestión Sistema de Acogida de Protección Internacional (5. ª ed.).
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